lunes, 17 de junio de 2013

Ya estoy aquí de nuevo.

   Querido Luis, Luis Arsenio, sigues siendo el mismo, siempre dispuesto a colaborar, siempre agradable y cariñoso, estoy segura de que eres un profesor excelente.
   Pues sí , cuando apareciste con tu madre por la academia parecías un cervatillo asustado, delgadito, con unos ojos muy  abiertos que miraban de frente de forma inocente y a la vez temerosa. Tu madre me habló de tus experiencias con Lourdes, sin intención de disculparte pero como habla una madre, con ternura.  Y sin más te quedaste por muchos años.
  Enseguida me di cuenta de que, al menos inicialmente,  había que  tratarte con cierta benevolencia, parecías muy sensible,  pero antes del mes sabía con certeza que eras un chico muy capaz. Cuando le dije a tu madre que estaba segura de que lo ibas a hacer muy  bien, ella me miro a la vez sorprendida y dubitativa y me dijo que si me importaba que pasara de vez en cuando por allí dado que vivía muy cerca, le gustaba muchísimo oír las alabanzas y piropos que yo te echaba Un día encontré a tu padre y a tu madre en la calle, les conté de tus progresos y de lo encantada que estaba contigo, tu madre mirando a tu padre dijo : ya te lo dije, y el también me echó una mirada dubitativa.
   Fue una de las cosas maravillosas que le pasan a uno en la vida, el alumno que cualquier profesora quiere tener. Eras como una esponja, tanto fue así que con el tiempo fuiste mi compañero en la Universidad y en el trabajo.  Nunca me equivoqué contigo, llegaste a catedrático de universidad, ahí queda eso.
  Siempre le daré las gracias a tus padres por haberte compartido conmigo.
  No sé si  recuerdas tus primeras experiencias en la academia, y nuestras salidas excursiones, juegos etc. A mí me encantaría vuestro punto de vista.....  ya lo sé, yo era muy dura, muy exigente... no me va a doler que lo comentéis porque era la pura verdad, no había otro remedio si  una pretendía que tuvieras éxito en los estudios, especialmente cuando ibais libres y había que examinarse en junio de todo, pero..., ¡os quería tanto aunque entonces no lo sintierais así!
 Además después de tantos años podemos disfrutar de la sinceridad del relato, porque en la distancia todo resulta mucho más agradable y divertido, a los seres humanos nos gusta olvidar lo malo y recordar la bueno y eso es lo mejor que nos puede ocurrir.

Espero que los demás también os animéis a contar vuestros recuerdos y a colgar vuestras fotos, haríais muy feliz a esta vieja profesora.


 

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