martes, 21 de mayo de 2013

LOS PRIMEROS ALUMNOS

¡Qué como empezamos?  

Pues por casualidad, como casi todo en esta vida.

Eliseo y yo estábamos estudiando  en Madrid, el segundo de económicas y yo el último curso de magisterio. Habíamos sido compañeros en el Instituto  Jovellanos en Gijón, pero, la verdad, a mí me parecía un insulso adolescente, no sé  con certeza que pensaba él de mí. Pero al encontrarnos en Madrid, en el metro precisamente, me resultó sumamente atractivo. Fue un auténtico flechazo con consecuencias desastrosas porque a finales de curso nos tuvimos que casar por obligación,  en aquellos tiempos oscuros  una madre soltera no podía dedicarse a la enseñanza. Y nos tuvimos que casar por "la Iglesia" por la misma razón, en otro caso, si querías casarte sólo por el juzgado,  había que hacer una declaración de ateísmo que me inhabilitaba para la función pública y para ejercer como maestra;  hubo que tragar. Así que en un pis pas  nos vimos casados, embarazados y sin trabajo. Mis suegros nos ofrecieron quedarnos a vivir con ellos y aceptamos ¡Qué remedio! Y enseguida nos buscaron entre sus amigos y vecinos algunos chiquillos para darlas clase y...  empezamos. Cuando nació Susana, siete u ocho meses después,  ya teníamos diez o doce alumnos.


Y ahí están. 

Nuestros primeros alumnos.

La foto es del día del bautizo de la niña. Sí,  hubo que bautizarla porque en aquellos tiempos si no estabas bautizada no existías, en lugar de pedirte la fe de nacimiento te pedían la fe de bautismo para todo. Había que seguir tragando, eso y mucho más, como ya os contaré.

Como podéis comprobar muchos de ellos siguieron con nosotros muchos años: . Pacitina, Chusin,  Fructuoso, Isabel, Alfredo..,  y la que está de pie a la izquierda cuyo nombre ahora no me viene a la cabeza, aunque la recuero con muchísimo cariño, era,  y seguirá siendo, una chica estupenda.

Trabajábamos  en casa, Yo en el comedor y Eliseo en la salita, pero muy pronto el espacio se nos hizo pequeño y hubo que alquilar el piso cutre que todos recordamos, cutre pero práctico porque había sitio para todo. 

Y sí, desde el principio éramos como una familia, eso sí, con una jefa muy exigente que os quería muchísimo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario